Es un anglicismo que se utiliza en el discurso de presentación de una persona o proyecto.
No es un discurso de venta y recibe su nombre, en referencia al poco tiempo empleado para utilizarlo, asemejando a un viaje en ascensor. El principal objetivo es posicionar primero la imagen sobre la empresa y producto.
La idea básica y resumida del elevator pitch es condensar un mensaje que llame la atención de alguien en pocos segundos o minutos, obteniendo como resultado una entrevista o reunión con esa persona.
El concepto se creó alrededor del año 1980 por Philip B. Crosby. Se popularizó en la educación de negocios durante los años 1980 y 1990. Hoy se utiliza ampliamente en el mundo corporativo como herramienta estratégica para nuevos negocios.
En 60 segundos comunicás entre 150 y 220 palabras.
Prepáratelo muy bien, con palabras sencillas, fáciles de entender y persuasivas (beneficio, logro, resultados…).
Un buen recurso es contarlo en forma de historia y que sea muy visual.
Prepárate dos o tres frases que resuman bien el valor que generás.
El elevator pitch puede incluir el nombre de la empresa, sector, producto o productos que tratas, el equipo que está detrás de la idea y quién es tu competencia.
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